No se deje confundir mi amable lector por su aspecto bonachón y aparentemente apacible. Las impresoras son seres malvados. A diferencia de otros dispositivos llamados inteligentes, las impresoras son estúpidas, tercas y malignas. La poca inteligencia que les confieren los avances tecnológicos la usan solamente para hacer daño. Cuentan (Computer Science Gossip No. 9-9-99) que una legendaria impresora (de aquellas de 9 pines), ella sola, enloqueció a todo un departamento de 31 personas en IBM; pero bueno, eran otros tiempos, ahora IBM le pone una impresora para cada persona, así que no se repetirá un caso semejante: una sola impresora podrá enloquecer solamente a un funcionario. Como pueden apreciar mis amables lectores, hoy no me desvío, con este post quiero compartir con mis nunca bien ponderados lectores mis amargas experiencias con las impresoras.
Una vez, cuando yo trataba de imprimir la cuadragésima-última versión de mi tesis de doctorado (en realidad llegué a tener hasta 51 “últimas” versiones) tuve una fuerte discusión con una impresora y nos fuimos a las manos. Un desastre, tuvieron que desapartarnos. Pero, en fin, no hablemos de sucesos desagradables, total, ya no me acuerdo de los golpes que me dio. No en balde yo he practicado artes marciales (sí, quiero decir que he visto muchas películas de eso) y logré zafarla de la corriente antes de que me sometiera con una kimura (un gyaku ude-garami para los que no entendieron). Ah, y haciendo una pequeña digresión quería comentarle que nada como imprimir un documento para ver los errores. Uno lo lee mil veces en la pantalla, pero en cuanto lo imprime…ahí están los gazapos bien visibles. Un estudio científico realizado por la Universidad de Harvard demuestra que el número de gazapos que Usted no ve en la pantalla y sí ve en la versión impresa, es directamente proporcional al tamaño del documento, la importancia del mismo, e inversamente proporcional al tiempo de que Usted dispone para entregarlo.
¿Alguna vez mi amable lector ha tratado de imprimir un documento de 150 páginas, por delante y por detrás (tiro y retiro como dicen en algunos ambientes universitarios), usando una impresora que solo imprime por una cara? Eso sí es adrenalina. Mande a imprimir de la página 1 a la 99 solamente las páginas impares y vea lo que sucede. Si logró hacerlo correctamente, invierta el paquete de hojas y entonces mande a imprimir de la 2 a la 100 solo las páginas pares. Ja, ahí viene lo mejor. Ella empieza bien, mansita, y te imprime la 2 por detrás de la 1, y sigues mirando y todo bien, la 14 por detrás de la 13, pero hasta ahí las clases. La perversa te deja que te confíes y entonces deja de halar una hoja, y comienza a imprimirte la 26 por detrás de la 27, y más adelante vuelve a dejar de halar otra hoja y entonces la 34 va detrás de 37. Resumen…el paquete de hojas completos se jodió. A mí si no me muerde más una impresora con ese truco, eso es para principiantes. Yo mando a imprimir la 1, voy hasta allá, cuando termina, viro la hoja, regreso a la computadora y mando a imprimir la 2, y así las 150. Es un excelente ejercicio: acordarte de cuál toca imprimir, y levantarte, ir allá y cambiar la hoja sin equivocarte en la posición de la hoja (sí, hay que saber que parte va para abajo, y qué cara va para ti), es decir es un ejercicio físico y mental combinado recomendado por mi hija que es geriatra.
Claro hay de parte y parte. Los usuarios (es decir los imprimentes) se ponen muy sofisticados con las tesis. Numeran las primeras hojas (pensamiento, dedicatoria, agradecimientos, bla bla blá) en números romanos (i, ii, iii, iv, v, vi…xvi), así en letras minúsculas para mayor confusión, porque a uno le enseñan en la primaria que los números romanos se escriben en mayúsculas (I, II, II, IV…) y seguramente a las impresoras también se los enseñan así cuando van a la escuela. A partir de ahí los tesiantes comienzan a numerar con números arábigos (1, 2, 3, 4, …137). Entonces cogen y le dicen a la impresora muy campantes: imprime de la 5 a la 55. A ver, ¿qué usted espera que haga la impresora? ¿Qué se fije en el numerito que usted escribió debajo o que cuente el número físico de las páginas? ¿De veras Usted, amable lector-imprimente, espera que las impresoras sepan números romanos en minúsculas? No me jodan, si eso (los números romanos en minúsculas) yo lo vine a ver el otro día con las versiones ya sofisticadas del programa Palabra de MicroSuave. De ahí provienen muchas confusiones y las impresoras terminan imprimiendo lo que les da la gana.
Sí, las impresoras son pertinaces. Usted le manda a imprimir un documento largo, de pronto sucede algo que una hoja se arruga, o se va la luz, o cualquier cosa, o Usted cambia de opinión porque se da cuenta que hay un error en el número de páginas, o hay un párrafo repetido y ahí es cuando viene lo bueno. Usted le interrumpe la impresión y PRETENDE comenzar todo de nuevo, pero ella no es tan voluble, ella se aferra al viejo documento y vuelve a comenzar donde se interrumpió. Usted la vuelve a interrumpir y logra que comience en la página uno de nuevo; pero…lo hace en el documento anterior (el que tenía error). Usted la apaga y la enciende y ella continúa en lo mismo (que memoria Dios mío). Bueno, para no cansarlos una vez Roger Rolando, el hijo de Roger Padre, tuvo un duelo épico con una impresora. Además de todo lo que conté, él quitó el brequer del departamento y nada, ella seguía en lo mismo. Quitó el katao de todo el centro y nada. Llamó a la empresa eléctrica y consiguió que tumbaran la luz a toda la zona durante dos horas y nada, lo mismo, la impresora volvía al documento anterior. Yo lo sé y lo recuerdo bien porque él después de eso él vino conmigo y me trajo la impresora. Le dije—déjala ahí, luego la miro (pensé que estaba rota y me la traía para que se la reparara)—pero él me dijo—no, solo quiero que seas testigo, yo mismo la desarmaré—y ahí mismo la hizo pedazos, y con una habilidad que envidiaría cualquiera de mis ingenieros, la armó de nuevo y se fue feliz. Sí, Roger Junior es una persona extraordinariamente inteligente (el mejor de todos los muchachos que haya conocido de cerca), pero iluso…la impresora continuó imperturbable imprimiendo el documento original. Nada amable lector, piénselo bien antes de darle una tarea a una impresora, ellas se aferran a esa tarea, aunque les vaya la vida en eso.
Ya les decía, las impresoras son animales salvajes y feroces (como los leones, las lagartijas, las ranas y las cucarachas voladoras). Hay que tener mucho cuidado con ellas, puede suceder cualquier desgracia y no siempre uno sale bien parado. Hay quien tiene suerte, me recuerdo que una vez, cuando el mostro Arturito vivía en el consultorio médico de La Matilde (allá por el Central Siboney) con Maribel, tuvo una encerrona. Llegaron ellos de noche al cuarto donde dormían y había 54 pares de malvados ojos mirándolos. A todas estas, Arturito solo disponía de un machete para defenderse. Y nada, salió airoso, aunque no llegó al récord de Robespierre en la Revolución Francesa, decapitó a 33, y las demás ranas salieron huyendo. Bueno, no es este el caso de una pelea contra impresoras, pero igual, las impresoras son animales tan feroces como las ranas.
En fin, me estoy desviando del tema central, no es del valor de mi amigo Arturito de lo que quiero hablar. Yo de lo que quiero hablar es de las impresoras. En Cuba las impresoras duran hasta que se les acaba el tóner (que es ese órgano negro que habita en las entrañas de la impresora). Seré un anticuado, pero uno recuerda aun a los Beatles y a las impresoras de cinta, aquellas que uno mismo podía volver a entintar y reusar, como hacía el mostro Henry (el mejor entintador de cintas de toooodo el Ejército Libertador). Ahora, cuando se acaba el tóner, uno debe esperar que le asignen una nueva impresora, porque no se puede ser tan tonto de esperar que va a aparecer un tóner, ni el mejor adminis_traidor puede conseguirlo. Nosotros tuvimos una impresora, que habíamos mandado a comprar con tóneres de repuesto (sí somos muy precavidos), pero solo llegaron los tóneres a color (amarillo, magenta y celeste) el negro nunca vino. Cuando se agotó el tóner negro, el mostro Rober propuso pasar a imprimir con los de color. Consumimos primero todos los celestes durante varios meses (azul pollito solía decir el mostro Albio). Los magentas los dejamos, porque Rober decía que nosotros tenemos un prestigio que mantener (aunque Arturo dice que él no tiene complejo e imprimía lo suyo en magenta), y por último estuvimos varios meses imprimiendo en amarillito claro. Ahora forma parte de nuestro museo (la impresora).
La tecnología ha ido cambiando, pero los problemas con las impresoras solo hacen crecer. Me refiero al modo en que la impresora se enlaza con su computadora. Primero eran aquellos cables de interfaz paralelo que solían originar muchos falsos contactos y los textos se imprimían con mutilaciones. Después aparecieron los elegantes cables USB, luego las cosas pasaron a que las impresoras se conectaban “en red” y por último la apoteosis: la conexión WiFi. Si problemas había antes, con lo de la conexión WiFi las cosas llegaron al extremo. El otro día Dositeo (nuestro director) cogió a una impresora de un departamento (que no voy a mencionar para no buscarle rollos) chateando por IMO con una prima en el Yuma (sí, el día de las pruebas que ETECSA dio Internet Fri) y se negó a imprimir en todo el día. A las 12 de la noche, cuando quitaron la internet-fri, fue que aceptó imprimir unos cuantos documentos ahí pero dijo que ya estaba cansada.
En fin, había prometido unos tips (digo “tips” porque es lo que está de moda y es cortico y me evita escribir “sugerencias”, que es una palabra muy larga):
- Nunca se le ocurra ponerle el papel justo antes de imprimir, especialmente si Usted le pone solo las 7 hojas que va a necesitar. La impresora se dará cuenta que Usted está apurado y que no tiene más hojas. Ya se lo digo, son seres malvados. Tampoco sea tan tonto de poner las 7 únicas hojas que tiene desde 5 horas antes porque viene un jefe con una tarea importante y las usa (por ejemplo, una tarea del hijo en la escuela, porque hoy día a los hijos…na, no me voy a desviar ni con el tema de las tareas de los niños en la escuela y mucho menos con el tema de los jefes).
- Antes de pulsar la tecla “Enter” para mandar a imprimir mantenga contacto visual con la impresora. Luzca calmado(a) e indiferente, como si realmente no le importara si se imprime o no el documento. Si no comienza a imprimir…no se aterrorice, NUNCA mande a imprimir de nuevo, es un grave error que la impresora aprovechará muy bien en su contra, déjela, ellas se toman su tiempo. Si a la hora no ha comenzado a imprimir, llame al informático.
- No haga comentarios en la oficina del tipo: “tengo que imprimir esto y salir corriendo pallá arriba a ver al jefe, que si no me mata”. Ni siquiera lo comente en otra oficina y jamás lo teclee en un sms (su móvil se lleva mejor con la impresora que con Usted, recuerde que ambos se conectan por WiFi). Las impresoras huelen el miedo, e irremediablemente se aprovechará: le arrugará una hoja, le chorreará el tóner por toda otra hoja, le dejará una franja sin imprimir…los recursos de una impresora para joderlo a Usted son infinitos. No deje que la impresora adivine su prisa.
- Imprimir por las dos caras es para expertos, nunca lo intente por sí mismo, es muy arriesgado. Gaste hojas, que a fin de cuentas el papel es material gastable y además es reciclable (no como las cubalses). Piense que es más útil y agradable cuando su informe va a parar al baño (al final todos los documentos se archivan allí) si está escrito solo por una cara. También es más útil para escribir a mano por la cara no impresa. Por ejemplo, el mostro Leonardo necesita dibujar esquemas y cosas mientras explica una idea, él lo hace sobre cualquier documento que esté sobre la mesa a su alcance, es mejor que tenga una cara libre, porque así uno lo entiende mejor.
- Si la impresora está en otra oficina, vaya para allá y póngase a conversar con el personal de esa oficina sobre cualquier tema, el estado del tiempo, los ciclones, el cambio climático, el proyecto de constitución (sobre todo lo del matrimonio gay que es el más dable al chisme) …o cualquier cosa, pero que la impresora no se dé cuenta que fue Usted el(la) que mandó a imprimir. Solo espere estoicamente a que aparezca su documento.
- A las impresoras les encanta jugar a los escondidos. Se desaparecen de su computadora, como si alguien hubiera desinstalado el “driver” de “su” impresora. Entonces el sistema operativo MicroSuave le propone “imprimir” para cualquier otra cosa estúpida como “OneNote”, “XPS document”, o cualquier otra cosa inútil por el estilo, o te propone “agregar” otra impresora y en la lista NUNCA estará la suya, que es la única impresora que hay en 3 km a la redonda. Pero Usted sabe que ELLA está ahí, siempre lo ha estado, la acaban de usar hace 10 minutos. Calma, no se deje provocar. Apague y encienda la computadora, apague y encienda la impresora. Repítalo hasta el cansancio…y llame a los informáticos…y a la policía para denunciar que hay una impresora desaparecida. Ya verá como aparece sola cuando vea que la cosa se está poniendo mala.
En fin amables lectores, no se fajen con las impresoras, siempre van a salir perdiendo y ellas…serán lo que sean, pero son imprescindibles. Las impresoras forman parte de nuestra fauna, debemos cuidarlas al igual que hacemos con nuestras playas en la Tarea Vida, dicen que el cambio climático ya se está sintiendo en las impresoras también, se han vuelto más agresivas.
Muy buena las letras sobre estas increibles cajas de sorpresas.. oiga a esa hora es mejor no tener nada cerca (objeto contundente) porque creame que ahi mismo tiene que comprar una nueva.