Ciencia en Cuba: para que las buenas intenciones no empiedren el camino

Tomado de Juventud Técnica: https://www.juventudtecnica.cu/articulos/ciencia-en-cuba/

He seguido atentamente las noticias relacionadas con el perfeccionamiento del Sistema de Ciencia e Innovación. La entrevista concedida a Cubadebate por los doctores Eduardo Martínez Díaz y Armando Rodríguez Basulto, titular y vicetitular del CITMA respectivamente, fue muy motivadora y generó numerosos y positivos comentarios, cada uno de ellos con su carga de razón y de preocupación por los destinos de la ciencia en Cuba.

Indudablemente el nombramiento del Dr. Eduardo Martínez Díaz, científico de reconocida trayectoria, ha traído aires renovadores que necesitaba la ciencia desde hace ya muchos años. El impulso del Comandante en Jefe Fidel Castro a la ciencia en Cuba ha calado profundo en el pueblo y todos los cubanos, investigadores de plantilla o no, lo sentimos como un tema cercano.

Yo no soy la excepción; luego de haber trabajado 41 años y ocho meses dentro del Instituto de Meteorología, dedicado a una simbiosis de innovación y servicio técnico, también me siento compulsado a dar mi visión sobre algunos aspectos del sistema de ciencia en Cuba. Me sentiría feliz si en algo pudieran ayudar estas opiniones. Las dividiré por temas.

1- No pedir peras al olmo

En Cuba tenemos perentorios problemas de energía, de transporte, de alimentación, de vivienda. La ganadería y la agricultura se encuentran descapitalizadas e improductivas y la producción de azúcar ha caído a niveles que no vale la pena mencionar. No, no creo que las soluciones que necesita el país en estos rubros se vayan a obtener solamente de la ciencia. Que tengamos un enfoque científico para acometer la solución de estos problemas está muy bien, pero pensar que la ciencia sola nos traerá los niveles de prosperidad que esperamos en estas esferas, a mí no me parece real. Creo que la dirección del CITMA y del país lo comprenden; solo lo menciono para aquellas personas que esperan que la ciencia sola obre el milagro.

2- El financiamiento

No hay que ser ilusos; para obtener resultados de primer nivel que realmente impacten en la economía hay que dedicarle el presupuesto requerido… como se hace en otras partes del mundo. Solamente contando con el esfuerzo, dedicación, patriotismo y consagración de los investigadores no es posible lograr resultados científicos de primer nivel. El ejemplo lo tuvimos en las vacunas que nos salvaron, tuvimos todos esos ingredientes morales, pero también se les asignó el presupuesto necesario.

Se suelen publicar las cifras del monto de dinero adjudicado a las diferentes actividades científicas, pero rara vez se contrastan con el porciento que representan del Producto Interno Bruto. No sé con certeza las cifras, pero estimo que es menos del dos por ciento en tanto que el Turismo y la construcción de nuevas capacidades hoteleras se lleva más del 30 por ciento. No podemos pretender vivir de las producciones científicas si no es a ellas a las que dedicamos el grueso de nuestro presupuesto.

Fuente: Inversiones. Indicadores seleccionados, Enero-Marzo 2024 (ONEI)
Fuente: Inversiones. Indicadores seleccionados, Enero-Marzo 2024 (ONEI)

Por las cifras de presupuesto asignado, Cuba no clasifica ni entre los cien primeros países en el Índice Global de Innovación. Concuerdo en que tal vez el cálculo para la Isla (*) no tome en cuenta algunas de nuestras conquistas sociales sostenidas a contrapelo de una situación económica muy tensa. Una de esas conquistas es el gran número de personas que se dedican a la ciencia en el país y mantener funcionando numerosas instituciones científicas; sin embargo, estas operan con un financiamiento tan bajo que no les permite obtener resultados científicos verdaderamente relevantes. Me refiero, por supuesto, a todas las instituciones científicas que no pertenecen al complejo enmarcado en BioCubaFarma.

3- ¿El huevo o la gallina?

Reconocen las autoridades del CITMA que tenemos numerosos resultados de investigaciones científicas que no han sido aplicados. Se habla de hacer un inventario para insertarlos en la práctica. La intención es loable, pero yo veo dos dificultades: los resultados con más de tres años, con altísima probabilidad, ya no servirán para ser implementados; el mundo avanza demasiado rápido y es muy fácil que un resultado obtenido hoy quede obsoleto moralmente en muy corto tiempo, mucho más si lleva varios años durmiendo plácidamente en el fondo de un informe.

La segunda dificultad que yo veo es que esos resultados no fueron obtenidos para ser implementados; formaron parte de un modo plácido de hacer ciencia: los proyectos terminan en un informe, se discuten en un consejo científico y, con suerte, se publican en revistas muy alejadas de la verdadera lid donde se dirimen los resultados punteros de esa especialidad. Por tanto, muy pocos los leen y pasan sin pena y con la dudosa gloria de engrosar un expediente científico.

Ahora me pongo en el lado contrario. Soy un investigador, de una institución docente o científica que no cuenta con el presupuesto necesario para lograr un resultado competitivo en una liza mundial, de modo que pueda lograr un impacto directo que haga que los posibles usuarios lo demanden. Hago lo que puedo, acorde a mis conocimientos y honradamente llego a los resultados que puedo obtener acorde a los recursos asignados. Los programas donde puedo colocar mis proyectos solo me garantizan el financiamiento en moneda nacional; es decir, salario y el pago de algunos servicios, entre otros, talleres, reuniones, simposios y participación en eventos nacionales o internacionales en Cuba.

De aquí se deriva otro problema mencionado por los directivos del CITMA: las prioridades. Todos comprendemos que hay que poner los recursos acordes a las prioridades del país. Obviamente no todos los investigadores podrán colocarse en esa primera línea ¿Qué hacemos pues con las otras instituciones e investigadores que no logren colocar sus resultados en las líneas priorizadas? ¿Desaparecen? ¿Se reorientan? Son dudas que tengo, porque estoy seguro que con los presupuestos actuales no se podrán mantener todas las investigaciones por muy útiles que sean, sino solo aquellas priorizadas.

4- ¿De abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo?

Mi pasantía en instituciones científicas de alto nivel en los Estados Unidos me permitió percatarme de una diferencia fundamental que distingue su sistema de ciencia del nuestro. En los Estados Unidos, el gobierno destina un presupuesto para resolver problemas cuya solución se espera que pase a través de métodos científicos. La National Science Foundation recibe el presupuesto y los problemas a resolver. Por medio de sus administraciones (ministerios) implementa programas, con tareas definidas, y buscan a investigadores capaces para conducirlos. Hasta aquí no hay mucha diferencia con Cuba, excepto que yo percibo los objetivos de los programas en Cuba un poco más amplios.

En los Estados Unidos, los programas, a su vez, determinan qué proyectos hay que ejecutar y los sacan en convocatoria. Los investigadores más capaces optan por conducir estos proyectos y obtener los resultados que de antemano les fueron indicados y convocan a investigadores capaces de conducir estas tareas de investigación científica. En los Estados Unidos, en la ejecución de los programas y proyectos, los investigadores, jefes de programas y proyectos tratan de hacer su trabajo de la forma más brillante posible; con eso aseguran ser elegidos para futuros trabajos. En Cuba, en cambio, son los investigadores los que proponen proyectos al programa, obviamente, con el investigador que propone al frente.

Por mi experiencia en muchos años viendo proyectos en el Instituto de Meteorología puedo decir que sí, que todos los proyectos aprobados han conducido a resultados de utilidad; sin embargo, toneladas de ellos yacen sepultados en discos duros que terminan estropeándose sin haberse convertido en servicios sólidos implementados en la práctica. Claro, puedo enumerar las honrosísimas excepciones que han logrado imponerse, en dura pelea, para llegar a los usuarios finales.

En mi opinión, si no se logra que sean los programas los que establezcan los proyectos subordinados para cumplir con las tareas asignadas y luego se busque al investigador más idóneo para conducir cada proyecto, no vamos a lograr cambiar el tema de las prioridades.

Dejar que los investigadores propongan proyectos, cada quien acorde a su nicho confortable de experticia, para después ver si encaja o no dentro de las prioridades (ya en concepción estrecha) me parece un mecanismo muy poco eficiente. Las líneas priorizadas de los programas están establecidas, pero a mí me parecen demasiado amplias, lo que da lugar a que se presenten proyectos de muy diversas tonalidades, que todas caben en los objetivos del programa.

5- El recurso humano, ¿son todos los que están y están todos los que son?

La dirección del CITMA menciona que “aunque se han deteriorado algunos indicadores relacionados con el capital humano, hoy Cuba sigue contando con una cifra destacada de doctores en ciencia, master en ciencia, investigadores, profesores, ingenieros y profesionales de la salud por número de habitantes.”

En la presentación de abril se mencionan más de 19 mil doctores. En mi blog he tratado el tema de los doctorados con amplitud. Pienso que no debemos confiarnos en esta cifra. Verdaderamente, ¿cuántos de estos doctores son de especialidades de Ciencias Técnicas? Tengo la impresión de que tenemos un exceso de doctores en ciencias de la educación y en gestión de la ciencia, como si esas fueran nuestras mayores necesidades. Visto desde otro ángulo. ¿Cuántos de estos doctores dirigen activamente investigaciones científicas? ¿Quiénes de ellos tienen publicaciones en revistas punteras o han obtenido patentes registradas en otros países? ¿Cuántos de estos doctores son menores de 40 años?

Si, además, hacemos el inventario por especialidades, creo que nos arrojaría cifras no muy entusiastas. Hay muchos doctorados defendidos solo en aras de adornar currículos y obtener un estatus. Eso sucede en todos los países que he visitado, pero el problema está en que nosotros no podemos darnos ese lujo: necesitamos una fuerza científica capaz de conducir, no proyectos en general, sino aquellos que ayudarán decisivamente a la solución de problemas acuciantes para el país.

Del tema de las maestrías… mejor ni comento. Ofrezco mis disculpas a aquellos doctores, másters y profesionales en general, que han demostrado capacidad creativa. Creo que habría que refinar este inventario antes de trazar tareas, para saber exactamente con qué fuerza contamos.

No me gusta cuando dicen que tenemos “fluctuación” del personal científico. Me parece un eufemismo. Lo que tenemos es un problema que hay que encarar como nos enseñó Fidel, de frente: tenemos una fuga de jóvenes que si no la detenemos no podremos contar con que la ciencia resuelva las problemáticas que le tocan. Aplaudo las medidas que ayudan a paliar esta situación en los pagos por proyectos y algunas otras iniciativas, pero creo que son insuficientes.

https://www.juventudtecnica.cu/articulos/jovenes-cientificos/embed/#?secret=YPJTeC2EKg#?secret=UoSN4tbipZ

6- ¿Control o burocracia?

Los directivos del CITMA han abordado el tema con espíritu autocrítico, por eso no abundaré mucho. El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente durante años implementó metodologías de control que, en mi opinión, fueron cada vez más burocráticas e ineficaces. Esto último es obvio: no tendríamos tantos resultados engavetados si el control hubiese sido eficaz. Yo creo que no solo hay que bajar la carga documental de control, sino que hay que cambiar su esencia.

El mecanismo de control se basa, primordialmente, en la ejecución del presupuesto asignado, es decir en el gasto de salario. Nada nunca se estableció para controlar la efectividad, el impacto real de los proyectos, su introducción en la práctica, la calidad de las publicaciones y la homologación de los resultados con sus pares en el mundo. Tenemos toneladas de informes parciales y finales de proyectos que pocos se leyeron y que no condujeron a una mejora del sistema. Confío en que se haga una revisión seria de esto.

En nuestro centro, para ejecutar los proyectos que se rigieron por la metodología del CITMA tuve que poner a un investigador a llevar el “control” documental, todo un desperdicio de esa fuerza de trabajo. Elaboramos nuestra propia filosofía de proyectos para poder obtener resultados de forma rápida y eficaz. Me siento muy orgulloso de los resultados que obtuvimos, ellos hablan por nosotros.

Final

No, no pienso que yo tenga la verdad absoluta; no es lo mismo ejecutar proyectos de innovación tecnológica en un grupito perdido en el fondo de una provincia, que dirigir la ciencia en toda Cuba. Solamente transmito mis preocupaciones y mis experiencias. A los doctores Ernesto Martínez Díaz y Armando Rodríguez Basulto, ministro y viceministro del CITMA les deseo éxitos y confío en que conducirán la ciencia por caminos victoriosos en esta batalla en la que está inmerso nuestro país.

Acerca de Orlando El Escriba

Experto en radares. Ingeniero eléctrico, Doctor en Ciencias Técnicas, Profesor Titular, Director-Fundador del Centro Nacional de Radares del Instituto de Meteorología de Cuba, actualmente Presidente de la compañía privada LADETEC.
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